Estamos a finales del siglo XIII y Europa aún se está recuperando de las hordas mongolas que todo lo conquistaron. Justo cuando los Señores del Oeste dan un suspiro de alivio, otra amenaza se vislumbra en el horizonte. A lo largo de la costa atlántica se han visto extraños barcos con serpientes aladas y cráneos sonrientes, símbolos nunca antes vistos en el mundo conocido